Payn Martín, es un mecánico, de 32 años que tiene un taller de coches en
Yeovil, Somerset (Reino Unido), que hace unos días recibió la visita de una cliente, para que le arreglara los limpiaparabrisas de su
Ford Focus, que inexplicablemente habían dejado de funcionar de repente, así que abrió el capot del coche y vió que los cables del limpia estaban rotos, habían sido roídos por alguien.
Y ese alguien, supo quien era, cuando le vió asomar la cabeza, debajo del depósito del agua del limpiaparabrisas, era una rata, pero no una chiquitita, si no un buen ejemplar, que les hizo dar un respingo y que intentó asustar para que desalojara el motor, pero no hubo forma humana, de que el roedor okupa, abandonara su improvisada casa, incluso pensó en llamar al control de plagas, pero le pareció excesivo, así que ideó el pedirle a un vecino, del taller, que le prestara el gato.
Cuando el vecino trajo al gato, lo pusieron en el motor, pero el minino, pasó olímpicamente del roedor se limitó a mirarlo a bajarse e irse por donde había venido, pues seguramente en su felina mente, pensó
¡No estoy interesado, en que un bicho, casi tan grande como yo me coma! Al final con una varilla, que utiliza para abrir puertas de vehículos, consiguió que la rata saliera de su escondite y abandonara el motor, saliendo zumbada a meterse debajo de una furgoneta de Payn.
Se había olvidado ya del roedor, cuando pasada una semana, su mujer lo llamó para decirle que su perro
Ollie, había matado una rata en el jardín, cuando llegó a casa y vió el cuerpo del roedor okupa, se dio cuenta de que era el mismo del taller, ya que aún conservaba las manchas de aceite de motor, que cuando emprendió la fuga. En fin, que lo que el gato ignoró, el perro lo concluyó, claro que el Ollie es un
Staffordshire Bull Terrier y una rata por muy grande que sea, no lo va a asustar.
Perritos FTW
Es raro que a una rata no le asuste la cercanía humana, y mucho más la cercanía felina...
Bueno, al final fue el perro el que cazó a la dichosa rata. Final feliz entonces. Esperemos que la broma no le saliera muy cara a la clienta del taller, que mira que es mala suerte que no te funcionen los limpiaparabrisas porque una rata ha roído los cables.
Claro, Nela, ¿cómo iba a dejar un lugar tan calentito y resguardado de la lluvia? Menos mal que estaba Ollie. Los gatos son más precavidos...
Un fuerte abrazo, Nela.