Durante la II Guerra Mundial, eran más importantes los pechos, de las mujeres, que su cabeza 2

En Estados Unidos, en la década de los cuarenta, cuando los hombres fueron llamados a la guerra, en concreto la II Guerra Mundial, fueron las mujeres las que tuvieron que tomar el relevo en las fábricas de armamento, astilleros y aeronáuticas, ya que era la única mano de obra disponible, y en esa situación no fue considerada el sexo débil.

Con los hombres en el frente, ellas sacaron el país adelante, y lo mismo se las podía ver en lo alto de un viga, como apretando tuercas para ajustar un puente, el alerón de un avión o la escotilla de un barco, con la misma eficacia que los varones. Los gobernantes, tan atentos a la seguridad en el trabajo, pensaron que el que usaran gafas para proteger sus ojos, máscaras antigás, para limpiar tanques de combustible, guantes para no lastimarse las manos, inventaron el sujetador de plástico, un plástico fuerte, para que no se dañaran los pechos, en las duras tareas que desempeñaban, porque lo que está claro, es que no trabajaban entre algodones.

 Claro que para el gobierno, estas medidas de seguridad, y sobre todo el del sujetador “blindado”, se debía a las “normas y políticas que promoverán el bienestar de las mujeres asalariadas, mejorar sus condiciones de trabajo, aumentar su eficiencia, y promover sus oportunidades para el empleo rentable".

Así, que con el invento, de los pechos protegidos, unido a lo anterior, los dirigentes no pensaron en su cabeza, ya que en vez de proveerlas de cascos, simplemente las obligaban a recogerse el pelo con un pañuelo, para evitar se les enganchase en algo, demostrando, una vez más, que les importaba más “una mujer con tetas, que con cabeza”