Después de casi dos años, de ausencia, vuelvo a
escribir en Ábaco de Colores y me gustaría hacerlo con una historia alegre, pero
la que os voy a contar hoy, es triste, muy triste, pero es una demostración más
de que amor, también se muere, aunque seas un oso perezoso.
Goof, un oso perezoso, del zoo Masssachusetts (USA), hace 27 años conoció a Amy, la osa perezosa de su vida, fue amor a primera vista y permanecieron juntos, durante 20 años, en los cuales no se separaron y tuvieron tres oseznos, que los hicieron abuelos ¿se puede pedir más?.
Era tal su compenetración,
que ambos enfermaron del hígado al mismo tiempo, y para Amy, a sus 25 no había tratamiento que la curara, así que
tuvieron que sacrificarla, el día 3 de
Septiembre, dejando a Goof, sumido en la más profunda tristeza, al ver que el
amor de su vida, ya no estaba a su lado y que él, a pesar de su enfermedad, con
el tratamiento que le habían puesto los veterinarios, tendría que vivir sin
ella, vete a saber tú, cuanto tiempo
Pero el 7 de septiembre,
Goof, que quería irse con su amada Amy, ya que su ausencia se hacía insoportable
decidió dormirse para siempre, para
encontrarse con ella, en el cielo de los osos perezosos y vivir eternamente
juntos.
Ahora Goof y Amy están
juntos para siempre, porque de amor también se muere.
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