John Lillywhite, un residente en West Sussex (Reino Unido), decidió que para ganarse la vida, nada mejor que montar una gasolinera, así que en 1935, la construyó y le puso el nombre de Manor Road Garage, y además de despachar carburantes, también la dotó de taller, garaje y restaurante, vamos todos los servicios, de cualquier gasolinera que se precie y así estuvo funcionando hasta 1973, en que echó el cierre.
Nadie se interesó por ella, y ahí estuvo, durante cuarenta años deteriorándose poco a poco y siendo invadida por la maleza, a pesar de que el Gobierno Inglés, le dio la categoría de edificio protegido, por su diseño de Art-Deco, tanto del edifico como de los surtidores Shell, que aún lucen delante de ella, aunque ahora como mero objeto decorativo. Diez años después de su cierre, se encontraron varios Rolls Royces, MGS y tractores Fergie, deteriorados, que no se sabe que ha sido de ellos, pues si hubieran llegado hasta la actualidad, serían joyas que exponer.
Una inmobiliaria, ha conseguido que el Ayuntamiento, les de la explotación de tan singular edificio, para convertirla en apartamentos de lujo, respetando la fachada original y los surtidores, que aunque sólo son postes decorativos, le dan un aire retro y romántico, al entorno, con su amarillo brillante.
El precio de un apartamento, es de 350.000€, el doble de cualquier vivienda de las mismas características de la zona, compuesto por dos dormitorios, baño, aseo, cocina y un amplio salón con grandes ventanales exteriores, eso sí también tienen parking exterior y amplios jardines comunitarios. La verdad, que el edificio en su simplicidad es, muy bonito y sigue conservando su nombre original.
Si John Lillywhite, que falleció en 1997, pudiera ver ahora su gasolinera, seguro que estaría encantado, de ver que, a pesar de que ya no despacha combustible, sigue manteniendo el espíritu que él le dio.
Un ejemplo a seguir, para mucho preciosos edificios, que por dejadez de los dueños o la administración, terminan siendo pasto del olvido y acaban en ruinas irreversibles.
Ojalá que ningún hipster la compre...
En verdad que quedó precioso el lugar sin perder el encanto. Abrazos
Por una vez, el Gobierno de G.B. ha tenido una iniciativa, aunque sea a través de las ganancias de la inmobiliaria, para mantener una estructura que ha sido un icono de un estilo que poco a poco acabó en beneficio de las escandalosos líneas rectas de nuestros "modernos" habitáculos. Un excelente recuerdo.
Un fuerte abrazo, querida Nela.
Un lugar con encanto, y una idea super original.
Un lugar estupendo tu blog.
Un abrazo!
Me parece muy bien restaurar así el edificio y que se pueda seguir utilizando.