Madeleine, una preciosa perrita salchicha, de dos años, estaba paseando con su dueño por una playa de Carolina del Sur, cuando de pronto descubrió a un cangrejo blanco y seguro que pensó "Guauuuu, un nuevo amiguito para jugar".
Pero el nuevo amiguito, no estaba por la labor de corresponder a esa nueva amistad y en cuanto Madeleine, se le acercó, le lanzo las pinzas, con la aviesa intención de pegarle un buen pellizco bocado en la nariz, pero en vez de desanimarse por esta actitud, poco amistosa, siguió erre que erre, para ser amigo del cangrejo.
Viendo que sus intentos de acercamiento, eran rechazados una y otra vez, por el poco amistoso cangrejo, decidió que lo más divertido sería jugar al gato y al ratón, sin darse cuenta, que la estrategia del crustáceo, que entre te ataco me esquivas y viceversa, se iba a cercando al agua, para darse a la fuga y librarse del incomodo jugueteo de la perrita.
Al final una ola, puso fin a ese amistad, que no llegó a buen puerto, dejando a Madeleine, triste y solita, mirando al mar, quizás soltando alguna lagrimita, de tristeza perruna, por una amistad que nunca existió.
Pero que mona Madeleine. No entiendo como ese tonto cangrejo no queria ser su amigo.